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Joaquín a la puerta de su caseta "Recuerdos", nombre elegido para denominarla.
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Carro de par con el yugo sobre la viga. Sobre él varios talegones utilizados en la vendimia.
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Trillo del año 1931, que le recuerda los trabajos en la era de sus antrepasados.
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Gario, bieldo, palas de madera y tabla de lavar.
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Otros útiles para el campo y los ganados.
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Pesador, o pesadora antigua.
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Joaquín con la enrejada en sus manos.
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Cuando visité a Joaquín Furones en el verano del año 2010 lo encontré a las puertas de su casa, que está situada bajó un gran árbol, al lado de la carretera que hay entre Navianos de Valverde y Mozar, más cerca de esta última localidad y bajo un enorme árbol. Se trata de una gran chopera, que hay delante de la vivienda. Joaquín sabe mucho de este árbol que tiene ya 50 años, su especie y demás particularidades, y también sabe de los demás árboles, plantas y flores que abundan por el Valle. Observo, al hablar con él, que estoy ante una persona, amante de la naturaleza y del medio ambiente. Y además de los convencidos en la materia, a pesar de los pocos años de estudio que ha tenido:
“Fui a la escuela primaria en mi pueblo, Pueblica de Valverde, pero he procurado cultivarme, en lo posible, leyendo libros o escuchando a personas preparadas, de las que siempre se puede aprender algo. Y además confío en ellas, por más que, en alguna ocasión, también se puedan equivocar”.
Joaquín es de los que creen que la cultura es progreso, o al menos contribuye a ello y a que los pueblos se desarrollen. Porque de las personas cultas y preparadas surgirán iniciativas y proyectos de todo tipo que, llevados a cabo y apoyados por los demás, pueden terminar en realizaciones de gran interés colectivo, que no se conseguirían si entre los ciudadanos predomina la ignorancia y el desconocimiento. Las personas cultas tienen otra visión de las cosas. Sólo falta que los ciudadanos confíen más en ellas.
Tenía, cuando lo vi, 64 años y, aunque su lugar de nacimiento y en donde pasó su infancia y parte de su juventud fue Pueblica, el resto de su vida lo ha pasado en Navianos con su familia, con la excepción de los doce años que estuvo fuera del pueblo, como emigrante.
Porque Joaquín, como a gran parte de los habitantes de los Valles de Benavente y otras comarcas de las demás provincias de Castilla y León, le toco emigrar en una época en la que eran muchas las necesidades humanas y materiales, para poder llevar una vida digna. Había que buscar trabajo donde fuera y así traer o enviar algún dinero a casa: “Estuve cinco años en Vitoria, seis en Bilbao y uno en Francia. Cuando cumplí los treinta me establecí ya en Navianos, dispuesto también, como he dicho, a trabajar en lo que hiciese falta”.
Ha sido y es ganadero. De hecho sigue con la granja de cerdos, que tiene, desde hace ya 30 años, al lado de la casa donde vive. Y también agricultor, y obrero, en lo que fuese, según el momento y las circunstancias. Por otro lado, al ser hijo de herrero, conoce bien el oficio y hace cosas para su casa y las de su familiares. Lo de albañil, sin embargo, dice que ha sido cosa suya, que con la práctica lo ha ido aprendiendo, hasta el punto de estar haciendo una casa con muros de piedra en la soleada ladera que da a la ermita del Carmen en Navianos. Con anterioridad ya había ejercido este oficio al construir su caseta “Recuerdos”, delante de la bodega que tiene muy cerca del monte.
Por cierto que es una bonita caseta de piedra, con aleros de madera de aliso. Todo obra suya. También la puerta en la que, para clavar las tablas, se sirvió de los mismo clavos que tenía una puerta de su casa familiar en Pueblica, en recuerdo de su padre que como herrero los había confeccionado. La verdad es que la construcción muestra su habilidad y el conocimiento del oficio.
Y precisamente la ha llamado así “Recuerdos”, porque quiere reunir en ella todos los objetos, que lleguen a sus manos, relacionados con el pasado y la tradición de sus antepasados. De hecho es allí donde tiene gran parte de los útiles domésticos o agrícolas, que se dispone a enseñarme. No muchos, pero destacados. Proceden la mayoría de su familia o de algún amigo o conocido, que se los ha regalado para colocarlos en la caseta. Es la forma elegida por él para recordar ese pasado y a los que vivieron en él.
Entre las piezas o útiles destacamos las siguientes:
-Un carro, dentro de la caseta, con el yugo colocado en su lugar, varios talegones sobre él , y el tentemozo para engrasar las ruedas, a su lado.
-Un arrodador (rastro), un trillo del año 1931, una enrejada, hecha por su padre (para limpiar la tierra que se pegaba a la reja del arado).
-Pesador o pesadora muy antigua, para las quilmas (costales o sacos de cereales o de harina), el derripanzo (utilizado para majar lino y garbanzos), una azada de escavicar (cavar las cepas alrededor) y un pico utilizado para hacer antiguamente las bodegas
-Y luego por allí tiene garios, bieldos, palas de madera, etc.
“A mi me gusta utilizar y nombrar a los instrumentos u objetos con el nombre popular y original. El que ellos, nuestros antepasados, siempre utilizaron, pues era su propio lenguaje y el único que conocían. Es posible que, en otros lugares, para el mismo objeto se utilice un nombre distinto. Tengo además un pequeño diccionario en el que recojo gran parte de las palabras utilizadas, no sólo en mi pueblo, Pueblica, sino también en Navianos y en todo el Valle de Valverde”.
A Joaquín le queda muy poco tiempo para jubilarse. Está deseando que llegue ese momento para poder dedicarse más y mejor a trabajos que le satisfacen, y que estén relacionados con su casa o con sus aficiones, entre ellas le lectura de sus libros (tiene una pequeña biblioteca) o de cualquier otro, de interés, que llegue a sus manos, y seguir reuniendo objetos en “Recuerdos”, su caseta, a la que casi todos los días visita, porque allí puede ver y palpar el pasado, y al mismo tiempo recordar a su pueblo (se divisa no muy lejos), a sus antepasados familiares o no familiares, y a las personas amigas que han querido estar presentes también allí regalándole algún objeto para le sirva también de recuerdo.