jueves, 1 de marzo de 2012

Palomares.

Uno de los pocos palomares que se conservan en Fuentes de Ropel, pueblo situado cerca de la ribera del rtío Cea.
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Palomar de Villaveza del Agua, en la vega del río Esla.
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Palomar cuadrado, de tapial y con bellos adornos de ladrillo sobre el tejado, que se puede ver en
Bretó de la Ribera, no lejos del río Esla.
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Los dos palomares de Cunquilla de Vidriales. De forma rectangular, sus tejados dan al interior del patio. Pequeños pináculos adornan los muros exteriores. Está situados en un altozano, no lejos de la iglesia, y bien soleados.
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Original palomar en Quintanilla de Urz, situado en lo alto, no lejos de este pueblo por el que pasa el arroyo Almucera.
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A las afueras de Morales de Valverde, junto al arroyo Castrón, podemos ver este palomar, orientado hacia el este, y con solamente dos pequeñas troneras en el tejado, por las que entran y salen las muchas palomas que lo habitan.
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Con frecuencia varios están agrupados en algún lugar del campo. En este caso tres palomares circulares en Valdescorriel.
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Los palomares son edificios en los que se recogen y crían las palomas, construidos en el campo o en los pueblos y ciudades, pues también había y hay palomares en los patios de las casas rurales. Algunos de estos edificios singulares tienen gran belleza, por las características de su construcción y por el lugar en el que están enclavados. Por esto los amigos del Patrimonio también están a favor de su conservación y mantenimiento, al menos, de aquellos que revistan mayor importancia, como se ha hecho en algunos lugares.
Los palomares están de ordinario en el campo y son edificios más o menos aislados, que nos llaman la atención por su emplazamiento y por sus formas, pues los hay cuadrados, rectangulares, redondos, poligonales, con patio y sin patio, con dos tejados o uno sólo, con decoración o sin ella, etc.
El material de que están construidos los palomares suele ser la tierra, transformada en tapial, -pared de barro apisonado- o convertida en adobe, que no es otra cosa que tierra comprimida en forma de ladrillo, mezclada con paja y secada al sol, no en el horno. También los hay de ladrillo y de piedra. Esto último en aquellos lugares, ya más de montaña o próximos a ella, donde éste es el material más a mano. La decoración, en algunos casos minuciosa, de algunos palomares, nos muestra la imaginación de sus constructores, casi siempre albañiles populares, o incluso personas del pueblo que, a su modo, querían embellecer su palomar. Y así vemos, en algunos de ellos, pináculos, salientes variados, ajedrezados realizados con ladrillos, una especie de gárgolas para salida del agua, troneras, solanas para las palomas, etc.
Los palomares son construcciones típicas en Castilla y León, más que en otras regiones o Comunidades de España. Y dentro de Castilla y León abundan en las provincias de Valladolid, Palencia, León y Zamora. Si concretamos aún más, podemos decir que es una construcción típica y muy abundante en las comarcas que engloba la Tierra de Campos, de la que forman parte varias provincias, también la de Zamora y los Valles de Benavente.
Los amigos del Patrimonio de Benavente y Los Valles, que quieran ver o conocer palomares no tendrán que desplazarse muy lejos, pues los hay muy bellos y valiosos cerca de aquí. Pueden acercarse hasta Villanueva del Campo, Barcial de la Loma, o Castroverde de Campos y, sobre todo, a Villamayor de Campos. En este último lugar podrán ver la mayor concentración de palomares de toda esta zona. Palomares que han sido reconstruidos o reparados con ayuda oficial, lo que nos da entender que también merece la pena proteger estos edificios en este paisaje castellano-leonés.
Más cerca tenemos los palomares que se encuentran en los pueblos del entorno de Villafáfila, como Villarrín, Pajares de la Lampreana, Revellinos, Tapioles de Campos, San Agustín del Pozo, etc. En Villafáfila se encuentra el Centro de Interpretación del Palomar, inaugurado hace unos años. En él se informa sobre todo lo relacionado con palomares y palomas, a través de imágenes, vídeos, maquetas, fotografías, etc. Una buena idea para esta zona, necesitada de atención y desarrollo.
Todavía más cerca de Benavente, en la ribera del Cea, vemos muchos y variados palomares, en pueblos como Castrogonzalo, Fuentes de Ropel, San Miguel del Valle y Valdescorriel, algunos en ruinas, como ocurre en muchos otros lugares. Respecto a esto podemos afirmar, sin equivocarnos, que casi el 50% de los palomares de Castilla y León o han desaparecido o están en un estado ruinoso y, por lo tanto, en vías de desaparición.
Por último también vemos palomares, aunque en menor cantidad, en algunos pueblos de los valles de Vidriales, Tera, Órbigo y Éria, que son algo distintos, en su forma de construcción y emplazamiento, a los de Tierra de Campos o comarcas más próximas a esta.
Los amigos del Patrimonio somos amigos de los palomares como una construcción típica en Castilla y León, y única en algunos aspectos, pues contribuyen a conformar el paisaje de nuestra Comunidad, además de ser testigos del pasado y de la vida de sus gentes. Sería deseable la conservación de todos ellos, pero es muy difícil debido a su abundancia y a la fragilidad de los materiales con los que están construidos, pero sí apoyamos una política de restauración o reparación de aquellos que destaquen por su construcción y sus adornos o decoración. Además constituyen un recurso turístico más de estas tierras de pan y vino llevar. Esto nos lo demuestra el recientemente inaugurado aula de interpretación ”El Palomar” en Villafáfila, a la que ya nos hemos referido.
Volviendo al principio de este comentario, tal vez por donde tenía que haber empezado, decíamos que en los palomares viven y crían las palomas, sin las cuales no existirían ni tendrían sentido. Para la palabra paloma tenemos en latín dos términos, uno más poético y popular palumba, del cual proviene etimológicamente, con los cambios pertinentes. El otro, más culto, es columba, de donde proceden palabras como colombofilia y colombófilo (quien ama y es aficionado a la cría de las palomas) y el término columbario, que también tiene el significado de palomar, pero que, en realidad, en la época romana, era un sepulcro funerario, generalmente subterráneo, de forma rectangular o cuadrada, con nichos en las paredes. Estos nichos, no eran para criar las palomas, sino para colocar en ellos las urnas funerarias con las cenizas de sus muertos, después de practicarles la incineración, en la época en que se hacía así (siglos II y I a. C.). Y mira tu por donde, de palumba, palomar y de columba, columbario. Ambos recintos de parecida construcción, pero de utilidades distintas.
Las palomas crían en el interior de los palomares, en los nidales practicados en el adobe o en el tapial de sus paredes. La especie de paloma más corriente y abundante en los palomares de Castilla y León es la paloma bravía. Sus crías, los pichones, fueron siempre un recurso alimentario fundamental en la antigüedad y todavía hoy constituyen un apetitoso manjar en algunos restaurantes. En torno a esto han surgido algunas industrias o mataderos especializados en el pichón o la paloma.
Las palomas también proporcionan la palomina, abono orgánico de calidad para los campos y para la misma tierra que rodea y en la que están construidos los mismos palomares.
Todo esto, hablar de la paloma, el pichón, la palomina, la industria, el paisaje, etc. etc, solamente será posible en el futuro, si se siguen manteniendo los palomares. Hagamos lo que podamos por ello y estaremos contribuyendo al conocimiento del pasado y de las costumbres de las gentes que vivieron en ese pasado.
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NOTA: Las imágenes anteriores corresponden a palomares de algunos pueblos de esta comarca denominada los Valles de Benavente. En adelante publicaré imágenes de los muchos y variados palomares de otros pueblos y comarcas, situadas al norte de Castilla y León.