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En esta situación se encontraba ya en el año 2008. Pero una parte del mismo seguía manteniendo en pie.
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Así lo vi al pasar por allí en el año 2009.
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Y en mi última visita (en diciembre de 2011) había tan sólo un pequeño montón de tierra en el lugar que ocupaba el palomar.
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El pasado mes de diciembre, en un viaje, como casi todos los años, a Villafáfila para visitar las lagunas, que en los meses de invierno aumentan su población de aves, y también de personas viajeras, me detuve un momento en San Agustín del Pozo para ver, una vez más, este palomar sobre el que ya escribí y publique varias imágenes en el blog.
Pude comprobar que del palomar ya no quedaba nada, mejor dicho casi nada, porque en su lugar había un montón de tierra, de la tierra con la que hace muchos años construyeron sus paredes exteriores e interiores, de tapial, y en las que estaban los nidales. De las tejas, maderas, y los ladrillos que decoraban su tejado, no había nada por allí. Tan sólo el montón de tierra…
He querido recordar de nuevo este palomar del cual tengo una primera imagen del año 2007. Por entonces dejaba ver ya su inicio de ruina, se veía una esquina del mismo destruida. El abandono y la falta de atención y reparación han terminado con él.
Las demás imágenes sirven para mostrarnos el proceso de destrucción, y al mismo tiempo la belleza, interior y exterior, en su construcción: paredes, formas, nidales, tejado y adornos, etc.
Cuatro años han sido suficientes para su final y ello a pesar de la abundante población de palomas que hay en el lugar, y que siguen acudiendo allí como añorando su casa y sus nidos.
En los pueblos de Castilla y León son muchos los edificios de arquitectura popular y tradicional que, como los palomares, están en ruinas. Si a todos no se puede atender, al menos habrá que prestar atención a aquellos más importantes y destacados.
En San Agustín del Pozo hay muchos otros palomares en buen estado y que se pueden contemplar y admirar. El pueblo, agrícola y ganadero principalmente, se encuentra al sur del Esla, ya en la tierra de Campos, tierra abundante en palomas y también en palomares, y otros edificios con gran sabor tradicional y popular.