martes, 26 de junio de 2012

Artesano jubilado: Primitivo Andrés, de Cubo de Benavente.


Primitivo en el patio de su casa con algunas de las gaitas hechas por él.
Es difícil resumir en poco tiempo y en breve espacio todas las actividades y trabajos por los que han pasado algunas personas a lo largo de su vida. Y más cuando estas personas, además de su oficio diario, tienen aficiones artísticas o artesanas que les completan y satisfacen.
Esto le pasa, como a otros muchos sobre los que ya hemos escrito, a Primitivo Andrés, de Cubo de Benavente, uno de los pueblos de esta comarca, muy próximo ya a la Carballeda. Aquí nació, pasó su infancia y estudió en la escuela hasta los 14 años. “El maestro que más me enseñó fue D. Nicolás”, recuerda con agrado.
“Mis padres eran agricultores y yo les ayudé en la tarea, al menos durante 3 años, porque, al cumplir los 18, me fui a trabajar a Francia, como albañil, concretamente de encofrador. Conmigo se fueron también otros jóvenes del pueblo. Era normal por aquellos años, décadas de 1950 y de 1960, el tener que emigrar, bien al extranjero o otras ciudades o regiones de España".
Desde pequeño Primitivo tuvo afición por la música e intentaba confeccionar instrumentos con trozos de madera. Ya en la mili, en Astorga tocaba la gaita en el cuartel, en las marchas, y en las procesiones por la ciudad. “Íbamos tocando en los desfiles trompetas y gaitas en el mismo grupo”.
Con esta afición ha continuado durante toda su vida activa en la que ha desempeñado el oficio de cartero de Cubo de Benavente y de algunos pueblos próximos, hasta su jubilación, hace tan solo 4 años. Además es propietario y regenta una tienda de ultramarinos (alimentación y un poco de todo) de los que hay en el pueblo. Aunque, según parece, es su mujer la que se encarga más de ello, a la que, por cierto, se le da muy bien atender a los clientes.
A juzgar por lo que hace, podemos afirmar que Primitivo es un artista, y también un buen artesano, que utiliza principalmente la madera en su obra, aunque en algunos objetos también se ha servido del hierro y de otros materiales..
Me enseña algunas piezas de talla, pequeños relieves: la iglesia del pueblo, el escudo de su apellido, el santuario de la Peregrina de Donado, un caballo, etc.; otros son trabajos de forja: una lámpara, candil, faroles, candelabro, etc. 
Varios de sus relieves: iglesia del pueblo, un escudo y un caballo.
Escudo de su apellido.
Lámpara, una de sus obras de forja.
Pero lo que más nos sorprende y causa admiración son los instrumentos musicales que él ha confeccionado y sigue confeccionando, principalmente gaitas, gallegas, sanabresas y alistanas (suenan de distinto modo, dice), y dulzainas de las que tiene una buena colección (una de ellas el modelo más antiguo).
Ha hecho también un tambor, y un rabel, este antiguo instrumento musical pastoril, parecido al laúd, compuesto de tres cuerdas y que se toca con un arco. Nos hace una demostración para que veamos cómo suena.

'Esta es mi primera dulzaina'
Su colección de dulzainas.
Tocando una de sus gaitas.

Tambor
Nos enseña y toca el rabel.



Dispone de un taller con mesa de carpintero para trabajar, y de las herramientas necesarias. Al instante pone en funcionamiento uno de los tornos que utiliza y se pone a tornear la pieza de una gaita. 

Primitivo en su taller, manejando el torno.
Las maderas son variadas, pero siempre de calidad: “Mientras mejor sea la madera, mejor sonarán los instrumentos”. Él se sirve del fresno y del boj, árboles que hay por la zona. Pero también del granadillo y del palo santo, que tiene que importar. Se lo envían de Valencia.
Ascensión, su mujer, es la primera admiradora de lo que hace su marido, aunque dice que algunos días lo ve poco: “Se mete en el taller y allí pasa las horas, sin darse cuenta. Siempre tuvo gran afición por la madera, tal vez haya influido algo en ello su tío que es un buen carpintero y ebanista. Y también por la música, a pesar de no haberse preparado, pues todo lo que toca es de oído”.
Primitivo está de acuerdo con lo que dice su mujer, pero el tiempo que emplea no lo puede concretar porque “igual me pongo a trabajar en ello un día entero, sea festivo o no festivo, o me paso un tiempo sin hacer nada. Trabajo cuando me apetece, pues no es este mi oficio, sino una afición”.
            Y así piensa seguir, ahora ya jubilado, mientras pueda, confeccionado gaitas y dulzainas y haciendo aquellos otros objetos que se le ocurran y pueda. Además seguirá contando con la paciencia de su mujer y también con su ayuda, pues ella es la que se encarga de preparar la tela del fuelle, una de las partes fundamentales de un instrumento de viento como la gaita.
“Yo hago todo lo demás, los tres tubos de que consta el instrumento: el más delgado, por el que se sopla para henchir de aire el fuelle; el más corto y con agujeros que pulsan los dedos del tañedor; y el más grueso y largo, llamado bordón o roncón, que forma el bajo continuo del instrumento”.
También hace las dulzainas, este instrumento músico medieval, de viento, de tubo cónico y lengüeta doble. Y los demás instrumentos a los que nos hemos referido.
Primitivo y Ascensión tienen tres hijos, que por su profesión y trabajo residen fuera, pero con frecuencia se acercan al pueblo para ver a su padres y ver cómo van sus trabajos y aficiones. Ellos también son amantes de la música y tocan algún instrumento, tal vez motivados por lo que hace su padre.
Ha expuesto lo que hace tan sólo una vez en una exposición de artistas y artesanos realizada en Santibáñez de Vidriales. Los vecinos del pueblo lo conocen, pero en otros lugares no, porque él nunca quiso salir en los medios de comunicación. Ahora que ya está jubilado piensa de otra forma y no le desagrada que otras personas vean lo que durante muchos años ha hecho y que tiene pensado seguir haciendo.
La verdad es que merece la pena informar y dar a conocer a todas aquellas personas, que, de modo más o menos oculto y silencioso, elaboran o realizan obras que llaman la atención y causan admiración a todos, los que las contemplan.
Desde hace varios años pertenece a la Asociación de música y baile tradicional La Trasga que hay en San Pedro de Ceque. Concretamente al grupo de gaitas que tiene el mismo nombre de la asociación. Además asiste a la escuela de folclore de Camarzana, que antes tenía su sede  en Santa Cristina de la Polvorosa. Tanto el grupo de danzas, como el de las gaitas actúan por los pueblos de la comarca, cuando se celebran fiestas u otro tipo de acontecimientos.
            A Primitivo, además, le gusta vivir en el pueblo, pues es amante y admirador de la arquitectura popular, tipos y formas de construcción: casas, bodegas, puertas, etc. y también amante de las fiestas y tradiciones que aún se conservan en Cubo de Benavente y en otros lugares de la comarca. Y cómo no, de modo especial, amante del folclore popular en el que participa con su sabiduría musical y su buen hacer artesanal.