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Dos palomares juntos, cerca del antiguo Convento de San Francisco. |
San Román es uno de los pueblos
del valle del Reguero, popularmente conocido como Ahogaborricos, que está situado en una pequeña ladera del valle,
mirando hacia el oeste. Allí en medio de la misma se encuentran las ruinas, o
lo que se mantiene en pie, del antiguo convento de san Francisco. Lugar muy
bien elegido por los religiosos para vivir y cultivar sus huertos y las tierras
que lo rodean. Más cerca del valle, y no lejos del arroyo, ni del mismo convento
o del pueblo, podemos ver varios palomares, unos en ruinas y otros que han sido
restaurados o reformados. Por supuesto que hubo algunos más, pero ya han
desaparecido.
El paisaje, desde la cima es
digno de contemplar y más en plena primavera, cuando los campos sembrados
muestran su verdor y las flores adornan sendas y caminos. A lo lejos se divisan varios pueblos situados
a la vera del arroyo, destacando sus torres en medio del caserío. Y ya más
cerca, a la derecha, el pueblo de san
Román con muchas de sus viviendas, aún del color de la tierra con la que fueron
antiguamente construidas. Y se mantienen así, con las debidas
reparaciones, siendo un testimonio
evidente de la forma de construir y de vivir en el pasado.
En las tierras que hay frente al
convento, y no lejos del el valle y del pueblo, vemos varios palomares, algunos
agrupados de dos en dos, como perteneciendo a
hermanos de la misma familia. Algunos en buen estado por haber sido
reconstruidos, aunque con ladrillos o cemento y no con tapial o adobe, como lo
hicieron antiguamente. Otros en estado
casi ruinoso, pero que siguen en activo, con sus palomas y pichones. De algunos, ya desaparecidos, solamente queda
restos de tierra en el lugar en el que estaban construidos.
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Otros dos de forma rectnagular y con adornos y patio interior. |
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De estos dos juntos uno de ellos en ruinas. |
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Ente estos dos hay un pequeño espacio para el cuidado de sus paredes. |
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Cuadrado y con patio interior. |
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Cuadrado y con doble tejado. |
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Rectangular, con un solo tejado, hacia el este, pero en ruinas. |
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Rectangular, de tapial, con una sola puerta y adornos en mal estado. |
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Rectangular, con dos puertas, patio interior y adornos con ladrillos. |
Hay también varios junto a las
casas del mismo pueblo o en el patio de las mismas. Señal evidente de que el
palomar, con sus pichones y palomas, también contribuía a la economía familiar,
formando parte de la alimentación en el hogar. El estar cerca, o en el patio o
corral de las casas, facilitaba un mejor cuidado y atención, a la hora de la
alimentación de las palomas y limpieza del mismo palomar. Y si tampoco el
huerto o huerta se encontraban lejos se beneficiaban del palomar, al recibir su
tierra la palomina, excelente abono para casi todas las plantas.
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Palomar en el patio de una casa. Rectangular y con pináculos en las esquinas. |
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Palomar junto a otra casa del pueblo con tejado y troneras hacia el este. |
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Otro palomar situado cerca del pueblo con curiosos adornos sobre el tejado. |
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A las afueras del pueblo, rodeado de árboles y algo ruinoso. |
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Palomar en evidente estado de ruina. Interior y adornos junto al tejado. |
La existencia de los palomares es
ya un recuerdo en aquellos pueblos en los que han desaparecido. Pero en los que
aún existen siguen siendo una ocupación más o un trabajo diario para el agricultor o ganadero,
que le puede generar algún beneficio.
Además su peculiar arquitectura sigue llamando la atención a muchas
personas, que están luchando por su mantenimiento y protección. En la provincia
de Zamora y concretamente en los Valles de Benavente todavía podemos ver muchos
palomares, como los que han aparecido ya en este blog. Seguiremos haciéndolo en
lo sucesivo, para que quede constancia de los mismos y para que propietarios hagan
lo posible por su mantenimiento.