sábado, 22 de junio de 2013

Cubo de Benavente: El carrito de la compra.



De la compra hacia casa con su carrito.
Lo vi en el año 2009, cuando me acercaba a conocer la ermita dedicada al Cristo de la Vera Cruz que hay en Cubo de Benavente. Iba hacia su casa por la acera de la amplia y extensa calle, también carretera, en la que se encuentra la ermita. Con su mano derecha tiraba  del pequeño carro con la compra de ese día para él y su mujer, ya jubilados.
El carro, pintado de azul, se parece más a los de viga o par que a los de varas, tiene ruedas de goma, como las de una bicicleta y se cierra con una portezuelas en la parte delantera y trasera. Parece de juguete o adorno, como los que suelen hacer muchos de los artesanos jubilados, sobre los que he escrito ya en este blog, pero, al ser de mayor tamaño, presta un mejor servicio. A falta de la cesta o bolsas al uso, sirve para  llevar la compra a casa, además de prestar otros servicios. 

Tiene  algún parecido con los de par o varas, pero ofrece cietta  originalidad.
Su casa se encontraba en la misma calle en la que lo vi, en la acera frente a la ermita. Al llegar a ella le saludé y me contó algo sobre su vida y sus aficiones de jubilado. Y es que, precisamente, una de ellas era hacer carritos, pues tenía varios, alguno incluso de mayor tamaño, pero siempre para ser llevados por personas. Con uno iba a la compra, con otro transportaba algunos productos de la huerta, etc. También había hecho otras piezas de madera, e incluso un sillón y una estantería en la que tenía colocados algunos frascos con miel, legumbres, frutos secos y otros productos. En seguida pensé que estaba ante un artesano jubilado más, de los muchos que he visto y conocido en esta comarca de los Valles de Benavente. 

Amancio llegando a su casa de Cubo de Benavente.
Lo vemos ya en el patio de su casa.

Otro de los carros hechos por Amancio, con el que va a su huerto.

Este sillón también lo ha hecho él...
lo mismo que esta estantería.
Quien tiraba del carro era Amancio Trigo Paramio. Vivía con su mujer, también ya mayor, en la extensa y amplia calle de la ermita, concretamente en la acera de en frente. Cuando lo vi tenía 82 años. Aunque no le faltaba ánimo y energía, se sentía mayor y “notaba el paso de los años”, como él mismo me decía. 

Ermita del Cristo de la Vera Cruz de Cubo de Benavente.
Ojalá que haya seguido con sus artesanías en madera, pues contaba con los  conocimientos del carpintero, y además con la sabiduría que le proporcionó su experiencia vivida y la práctica que ha ido adquiriendo a lo largo de los años. Que estas líneas sirvan de grato recuerdo para él y también para su carrito de compras.