Evencio junto al "árbol del paraiso", una de sus obras. |
Vivió y
trabajó en el campo hasta que tuvo 27 años en que ingresó en la Guardia Civil.
Como les ocurre a otros, el trabajo en la agricultura le marcó para siempre,
porque, una vez jubilado, cuando lo visité tenía 76 años, regresó al pueblo y
se puso a hacer piezas de madera, muchas de las cuales tienen que ver con la
naturaleza: animales varios, serpientes, el árbol que llama del Paraíso, la
noria, etc.
A Evencio
nadie le enseñó, ni en su familia nadie fue carpintero, carretero, ebanista u
otro oficio relacionado con la madera.
-Yo cojo un
tronco, una rama o una raíz, comienzo a trabajar y sobre la marcha decido lo
que voy a hacer. Y ocurre que unas veces me sale un animal y otras veces un
objeto o pieza distinta. Incluso se da el caso de que la termino y no sé el
nombre del animal que he hecho o representado.
Figuras de diversos animales sacadas de raices cogidas en el campo. |
Serpiente, comiendo un animal. Obra hecha con una sola pieza de madera. |
Lo confirmo,
pues tiene por allí varios de los que todavía duda de cual se trata, aunque sí
los conozca de verlos en la realidad o en fotografía.
Utiliza
principalmente madera de nogal y también algo de encina. A veces la forma del
tronco, o de las ramas saliendo del tronco, le sirven y utiliza para su grupo
escultórico. Porque hace esculturas de bulto redondo, tanto de animales como
humanas o de tipo varios, algunos raros. Por allí tiene algunas cuya cabeza nos
recuerda a la del cocodrilo, el orangután o la hiena, entre otras. Y luego
muchas esculturas humanas solas o en parejas, algunas de enamorados.
Para sus
trabajos, además del hacha o la sierra para cortar la madera se sirve de
algunas gubias, el martillo, un mazo, también de madera, y alambres acerados a
los que machaca en su punta y ésta queda afilada, de tal forma, que con ella
hace los ojos y otras partes de la pieza que lo requieran. Por supuesto que
también tiene cepillo, azuela y dos o
tres escoplos. Barniza casi todas las piezas, una vez terminadas.
Me enseña
algunas que le han costado más trabajo como una bisera de madera con grabados
en la parte superior y una serpiente retorcida que está comiendo un ratón y que
está hecha de una sola pieza todo el conjunto, y sus formas.
-A mí me
gusta el campo y disfrutar de la naturaleza. Es una de las cosas que no nos
faltan a los que vivimos en los pueblos. Todos los días salimos a pasear y
contemplar lo que está a nuestro alcance, que, aunque parezca que vemos siempre las mismas cosas o los mismos
paisajes, la percepción o lo que nos queda de dicha contemplación es distinta
cada día. Yo procuro reflejar algo de
ello en mis obras.
Evencio
también hace o trabaja el mimbre, aunque el fino, por los objetos que veo por
allí: sombreros, pequeñas cestas, un ave de grandes proporciones y otros. Me
dice que esto lo aprendió cuando era pequeño y su padre contrataba a los
talegoneros, tal vez a los de Quintanilla, para que le hiciesen las talegas y
los talegones para la vendimia.
-Aunque era
todavía pequeño, me fijaba mucho en cómo lo hacían, cómo manejaban los mimbres.
Y, a decir verdad, me gustaba el oficio, pues incluso con las puntas de los
mimbres que cortaban me ponía a hacer una pequeña cesta. Y mira tú por donde,
después de jubilado, he vuelto a recordarlo, e incluso me he puesto a practicarlo, a imitar al
talegonero.
Uno de sus trabajos con mimbre, imitando a los talegoneros de Quintanilla. |
Todo esto me
confirma lo que ya hemos repetido en otras ocasiones, que lo que de pequeño o
de joven se aprende, tarde se olvida. Así le ha pasado también a él.
Evencio vive
solo. Y tiene tiempo de leer algo, de escribir poesías, de pasear con los
amigos, de hacer algún viaje de los que organiza el Hogar del Jubilado de
Benavente y de hacer esculturas y otras piezas de madera, motivo principal de
este reportaje.
Siente cierta
frustración porque cree que no se sabe apreciar y valorar lo que hace. Le digo
que lo mismo pasa a otros, jubilados o no jubilados, y que nadie puede
juzgarlo, ni valorarlo, sin conocerlo. Pero que esto no debe ser obstáculo para
seguir haciéndolo, pues la satisfacción personal también cuenta.