lunes, 23 de mayo de 2011

Cigüeñas en Salamanca.

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Nidos en la iglesia de san Martín.
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Espadaña del actual Auditorio de san Blas.



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Torre-espadaña de la iglesia de san Pablo.



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Nido en el Palacio de Anaya.



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Ábside de la iglesia de san Esteban.



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Espadaña en el Convento de san Esteban.



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Convento de san Esteban.



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Catedral nueva.



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Torreón del Colegio Mayor Fonseca.



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En el mes de Febrero, allá por san Blas (día 3), las cigüeñas comienzan a llegar a los pueblos y ciudades de Castilla y León. Principalmente a los pueblos, pues allí suelen conservarse más y mejor los nidos que habían construido en años anteriores. Porque, es un hecho cierto, que casi todas las parejas, las mismas, habitan en los mismos nidos durante muchos años. Además en los pueblos como que tuvieran más a mano las espadañas y torres de las pequeñas iglesias y otros edificios elevados, que son de su agrado. Y también la comida en charcas, lagunas, prados y orillas de los ríos. Incluso en basureros, aunque ahora hay menos, pues el medio ambiente está más atendido y las basuras se reciclan llevándolas cada día a los lugares destinados a ello.
Muchos vecinos las conocen muy bien, pues desde que han llegado las ven todos los días, observando lo que hacen: acondicionar su nido, salir a las horas de la comida y revolotear por encima del pueblo con frecuencia. Y cuando les llega su hora, ponen los huevos y los incuban hasta nacer sus crías, que se desarrollan con rapidez. Precisamente las crías les originan más preocupación en relación con la comida y otro tipo de cuidados. Pero siempre las sacan adelante, y a los dos o tres meses comienzan a volar, primero junto a sus padres, como en estado de aprendizaje, y luego ya solas, cuando son un poco mayores.
Las cigüeñas hacen compañía a muchos, o si queremos, son unos vecinos más que cada año vienen al pueblo, al acercarse la primavera. Si algún año se retrasan o no lo hacen, todos se acuerdan de ellas, preguntándose cuál será el motivo, porque el nido allí está, esperándolas sobre la espadaña o la torre.
Y, cuando llegan los meses de julio y agosto se preparan para emigrar de nuevo a los lugares, cuyo clima es más apropiado para ellas. No obstante, en la actualidad, con el cambio climático, algunas se quedan aquí durante todo el año.
En las ciudades se ven menos cigüeñas, sobre todo en los edificios antiguos y de gran valor artístico. Y es que Patrimonio procura que la abundancia de estas aves y sus nidos no causen daño en los tejados y piedras de las catedrales, monasterios, palacios, etc., como ha ocurrido en algunos lugares.
En Salamanca son pocas las que hay, y parte de ellas están en las espadañas y pequeñas torres de algunas iglesias de la ciudad: san Martín, san Blas, san Pablo, etc.
También hay algunas en el torreón del Palacio de Fonseca, en la Catedral nueva, en el Palacio de Anaya, en san Esteban etc., como se puede ver en las imágenes.
Mejor así, pues en una ciudad en la que todos los edificios del casco antiguo y muchos otros fuera de él, son de piedra de color dorado, estén o no soleados, cualquier pintura, rotura o desperfecto llamaría más la atención. Y el peso de los nidos de las cigüeñas también podría ocasionar daños en los tejados, torretas, espadañas o piedras sobre las que estén colocados. De ahí que se deba prestar la debida atención a las cigüeñas, proporcionándoles nidos y habitat en el lugar apropiado
Además ellas lo aceptan, pues están acostumbradas a cambiar de lugar con frecuencia. Y más tratándose de una causa mayor. Lo que quieren siempre es respeto y atención, pues desde siempre les ha gustado estar cerca de los humanos, viviendo y hasta conviviendo con ellos en sus trabajos y afanes de cada día.