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Variedad de iconos con distintas técnicas y decoraciones.
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En las imágenes anteriores dos de sus collages, realizados con diversos objetos de uso antiguo y tradicional.
En las imágenes anteriores dos de sus collages, realizados con diversos objetos de uso antiguo y tradicional.
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Adelina Cordero es de Milles de la Polvorosa, pero ha ejercido su profesión de Maestra durante muchos años en otros lugares, principalmente en Madrid. Ahora, después de su jubilación, viene con más frecuencia al pueblo y tiene más tiempo para dedicarse al arte y técnica del icono, y a otras aficiones y artesanías.
Porque no solamente hace iconos, sino que también pinta óleos y acuarelas, decora belenes y relojes, y tiene algunos collages. Además, con la ayuda de su marido, colecciona objetos y piezas etnográficas, algunas muy antiguas, relacionadas con la vida doméstica y con la agricultura y ganadería.
Lo primero que hizo fue iconos, pues empezó hace ya 15 o 20 años. Y fue en Madrid después de asistir, junto con otras compañeras maestras, a algunos cursos sobre dicho tema, impartidos por buenos profesores. Uno de ellos y su conocimiento y forma de impartir la materia le motivó lo suficiente como para seguir con la afición. Después ella misma enseñó e inició a sus alumnos de la ESO en este arte y técnica.
Icono del griego eikon (imagen) se denomina en las iglesias de Oriente a toda pintura religiosa realizada sobre una tabla, por oposición al fresco del muro. La preparación de la tabla, el estuco, el dorado y la pintura, etc., exigen un tiempo y una dedicación al artista.
A partir del siglo XVII se adoptó la costumbre de revestir los iconos con láminas de metal recortadas, que solo dejan al descubierto el rostro y las manos. Este trabajo de orfebrería y revestimiento con metales preciosos son una prueba más del esfuerzo que supone esta técnica.
Adelina ha trabajado y trabaja a gusto y con gusto en sus iconos, de los que una gran parte tiene en un local, habilitado como museo, en Milles de la Polvorosa, no lejos de su domicilio. Ella misma nos explica su variedad: Iconos bizantinos de temple al huevo, forrados de plata y estaño y repujados a mano; iconos de óleo sobre tabla; iconos de óleo sobre lienzo; iconos de esmalte en frío sobre estaño e iconos de esmalte al horno sobre plancha de cobre, etc. Al mismo tiempo nos comenta brevemente el trabajo realizado en cada uno de ellos hasta concluirlos y poder estar ahí para la contemplación de los demás. Son imágenes que expresan un espíritu religioso a través de la técnica pictórica y demás elementos, todo ello de gran originalidad.
Pero además, Adelina, nos deja ver su madera de artista en sus cuadros pintados, unos al óleo sobre lienzo, representando paisajes, troncos de árboles, etc. y otros en los que se sirve de la acuarela, también para paisajes o figuras humanas y animales. Incluso vemos por allí algunos collages, con piezas u objetos antiguos cuya composición equilibrada y ordenada nos recuerda costumbres y forma de vivir en el pasado.
Su otra afición es la decoración de belenes, de tela o de arpillera, previa la adquisición de las imágenes en escayola u otro material. Son muchos y variados, en tamaños, formas y colores, los que tiene en su local-museo. Lo mismo hace con los relojes de los que también veo varios ejemplares.
He notado que Adelina y su marido son amantes, no sólo del arte, sino también del patrimonio popular, de las costumbres y tradiciones y de todo aquello que sirve para recordarlas. Tienen también por allí aperos de labranza, útiles y objetos antiguos, relacionados con la vida en el pueblo y con la agricultura y la ganadería.
Todo ello puede muy bien formar parte de un museo local, que es lo que, al parecer, quiere Adelina, para que todos los amantes del arte y técnica del icono, de la pintura y de la etnografía, puedan contemplar sus obras y disfrutar de su contemplación como ella lo ha hecho al realizarlas, unas con sus propias manos, y otras reuniéndolas en su colección.
Ojalá se cumplan sus deseos, que Milles sea el pueblo elegido para ello y que, además de buen sol, paisaje, y río de aguas limpias y transparentes, como son las del Tera, pueda ofrecer a vecinos y forasteros, esta actividad cultural: la visita obligada a un museo local, en este caso el de Adelina.
Sería uno más de los pueblos de Castila y León que, aunque no tengan mucha población, sí pueden ofrecer cultura a todos los visitantes. Lo vemos al recorrer esta Comunidad. En unos casos lo que se visita es la iglesia, su espadaña, artesonados e imágenes de gran valor y antigüedad, en otros son fuentes con mayor o menor antigüedad, o palomares, paneras, bodegas etc. Y en algunos nos llaman la atención sus casas construidas con barro, de tapial o adobe, restos evidentes de arquitectura tradicional, etc. Todos los pueblos tienen su atractivo y sus valores, que convendría revitalizar.
En el caso que nos ocupa, y como ya hemos dicho, el mismo nombre del pueblo nos recuerda el pasado romano (Mille, milia, miliarium) y algo de su historia, aunque sea tan solo la que hace referencia a una batalla La Polvoraria, ocurrida en el siglo XVII, por estas tierras y no lejos del lugar en el que está emplazado el pueblo.
Adelina ha expuesto ya sus iconos en algunos lugares. Concretamente en el Parador de Turismo y en la Casa de Cultura de la Encomienda de Benavente, y en Madrid, en Centros Culturales del barrio de Salamanca y de la localidad de Pinto.
Por supuesto que también lo ha hecho en Milles, su pueblo, en donde ha contado siempre con la ayuda de la Asociación Madre del Amor, a la que ella pertenece, y con la colaboración del Ayuntamiento. En el año 2010 participó también en la Exposición que sobre Artesanía de Jubilados, organizada por el CEB “Ledo del Pozo” se celebró durante los días de en el Centro Cultural Soledad González de Benavente, en el mes de septiembre durante los días de la la FEMAG (Feria de Maquinaria Agrícola y Ganadera).
Adelina Cordero es de Milles de la Polvorosa, pero ha ejercido su profesión de Maestra durante muchos años en otros lugares, principalmente en Madrid. Ahora, después de su jubilación, viene con más frecuencia al pueblo y tiene más tiempo para dedicarse al arte y técnica del icono, y a otras aficiones y artesanías.
Porque no solamente hace iconos, sino que también pinta óleos y acuarelas, decora belenes y relojes, y tiene algunos collages. Además, con la ayuda de su marido, colecciona objetos y piezas etnográficas, algunas muy antiguas, relacionadas con la vida doméstica y con la agricultura y ganadería.
Lo primero que hizo fue iconos, pues empezó hace ya 15 o 20 años. Y fue en Madrid después de asistir, junto con otras compañeras maestras, a algunos cursos sobre dicho tema, impartidos por buenos profesores. Uno de ellos y su conocimiento y forma de impartir la materia le motivó lo suficiente como para seguir con la afición. Después ella misma enseñó e inició a sus alumnos de la ESO en este arte y técnica.
Icono del griego eikon (imagen) se denomina en las iglesias de Oriente a toda pintura religiosa realizada sobre una tabla, por oposición al fresco del muro. La preparación de la tabla, el estuco, el dorado y la pintura, etc., exigen un tiempo y una dedicación al artista.
A partir del siglo XVII se adoptó la costumbre de revestir los iconos con láminas de metal recortadas, que solo dejan al descubierto el rostro y las manos. Este trabajo de orfebrería y revestimiento con metales preciosos son una prueba más del esfuerzo que supone esta técnica.
Adelina ha trabajado y trabaja a gusto y con gusto en sus iconos, de los que una gran parte tiene en un local, habilitado como museo, en Milles de la Polvorosa, no lejos de su domicilio. Ella misma nos explica su variedad: Iconos bizantinos de temple al huevo, forrados de plata y estaño y repujados a mano; iconos de óleo sobre tabla; iconos de óleo sobre lienzo; iconos de esmalte en frío sobre estaño e iconos de esmalte al horno sobre plancha de cobre, etc. Al mismo tiempo nos comenta brevemente el trabajo realizado en cada uno de ellos hasta concluirlos y poder estar ahí para la contemplación de los demás. Son imágenes que expresan un espíritu religioso a través de la técnica pictórica y demás elementos, todo ello de gran originalidad.
Pero además, Adelina, nos deja ver su madera de artista en sus cuadros pintados, unos al óleo sobre lienzo, representando paisajes, troncos de árboles, etc. y otros en los que se sirve de la acuarela, también para paisajes o figuras humanas y animales. Incluso vemos por allí algunos collages, con piezas u objetos antiguos cuya composición equilibrada y ordenada nos recuerda costumbres y forma de vivir en el pasado.
Su otra afición es la decoración de belenes, de tela o de arpillera, previa la adquisición de las imágenes en escayola u otro material. Son muchos y variados, en tamaños, formas y colores, los que tiene en su local-museo. Lo mismo hace con los relojes de los que también veo varios ejemplares.
He notado que Adelina y su marido son amantes, no sólo del arte, sino también del patrimonio popular, de las costumbres y tradiciones y de todo aquello que sirve para recordarlas. Tienen también por allí aperos de labranza, útiles y objetos antiguos, relacionados con la vida en el pueblo y con la agricultura y la ganadería.
Todo ello puede muy bien formar parte de un museo local, que es lo que, al parecer, quiere Adelina, para que todos los amantes del arte y técnica del icono, de la pintura y de la etnografía, puedan contemplar sus obras y disfrutar de su contemplación como ella lo ha hecho al realizarlas, unas con sus propias manos, y otras reuniéndolas en su colección.
Ojalá se cumplan sus deseos, que Milles sea el pueblo elegido para ello y que, además de buen sol, paisaje, y río de aguas limpias y transparentes, como son las del Tera, pueda ofrecer a vecinos y forasteros, esta actividad cultural: la visita obligada a un museo local, en este caso el de Adelina.
Sería uno más de los pueblos de Castila y León que, aunque no tengan mucha población, sí pueden ofrecer cultura a todos los visitantes. Lo vemos al recorrer esta Comunidad. En unos casos lo que se visita es la iglesia, su espadaña, artesonados e imágenes de gran valor y antigüedad, en otros son fuentes con mayor o menor antigüedad, o palomares, paneras, bodegas etc. Y en algunos nos llaman la atención sus casas construidas con barro, de tapial o adobe, restos evidentes de arquitectura tradicional, etc. Todos los pueblos tienen su atractivo y sus valores, que convendría revitalizar.
En el caso que nos ocupa, y como ya hemos dicho, el mismo nombre del pueblo nos recuerda el pasado romano (Mille, milia, miliarium) y algo de su historia, aunque sea tan solo la que hace referencia a una batalla La Polvoraria, ocurrida en el siglo XVII, por estas tierras y no lejos del lugar en el que está emplazado el pueblo.
Adelina ha expuesto ya sus iconos en algunos lugares. Concretamente en el Parador de Turismo y en la Casa de Cultura de la Encomienda de Benavente, y en Madrid, en Centros Culturales del barrio de Salamanca y de la localidad de Pinto.
Por supuesto que también lo ha hecho en Milles, su pueblo, en donde ha contado siempre con la ayuda de la Asociación Madre del Amor, a la que ella pertenece, y con la colaboración del Ayuntamiento. En el año 2010 participó también en la Exposición que sobre Artesanía de Jubilados, organizada por el CEB “Ledo del Pozo” se celebró durante los días de en el Centro Cultural Soledad González de Benavente, en el mes de septiembre durante los días de la la FEMAG (Feria de Maquinaria Agrícola y Ganadera).