martes, 20 de diciembre de 2011

Benavente: Convento de los Jerónimos..

Casa y parte de la huerta en donde se encontraba el antiguo convento de los Jerónimos de Benavente.
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Arco de puerta del antiguo convento, que aún se conserva.
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Ventana y pared de las antiguas dependencias del convento.
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Cerca de la huerta perteneciente al convento, con varias reparaciones o reconstrucciones.
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Parte del muro o cerca, tal como se encuentra en la actualidad.
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Restos de la pared o vallado de la huerta.
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Otros restos del antiguo convento.
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El paso del río Esla por los ingleses durante la guerra de la Independencia. Dibujo de Sir Rober Kert Porter, 1808. Museo Británico. (Imagen: Archivo CEB "Ledo del Pozo").

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Convento de san Jerónimo. Dibujo a carboncillo de Sir Rober Kert Porter, 1808. Museo Británico. (Imagen: Archivo CEB "Ledo del Pozo").
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San Jerónimo. Imagen en la iglesia de Santa María del Azogue de Benavente. Tal vez proceda del antiguo convento de san Jerónimo.
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En 1845 P. Madoz al ver el convento de los Jerónimos de Benavente dijo que era un montón de escombros. Lo mismo ocurría con el de san Francisco, que estaba frente al Hospital de la Piedad. Y es que, después de ser incendiado por las tropas francesas al pasar por aquí en el año 1809 durante la Guerra de la Independencia, fue abandonado. En 1835, con la desamortización de Mendizábal, pasó a manos privadas. El solar fue adquirido en principio por D. Pío Pita Pizarro, hijo de Benavente y que fue ministro de la Gobernación y de Hacienda entre 1837 y 1839. Y, aunque posteriormente fueron otros los propietarios, todavía se conoce como la huerta de Don Pío el lugar en el que se encuentran los restos del mismo aún existentes.

No deja de ser uno de los conventos (o monasterios) más antiguos y menos conocidos de los que existieron en esta ciudad. Sobre sus orígenes escribe ya Ledo del Pozo (Historia de la Nobilísima Villa de Benavente, 1853), pero es J. I. Martín Benito en Brigecio 10 (la revista del C.E.B “Ledo del Pozo”), quien amplía la información tras el estudio de los documentos relativos a la fundación, dotación y avatares por los que pasó dicho convento, hasta ser construido en Benavente. Dice el historiador que su fundación se inició en el año 1511 cuando D. Francisco Enríquez y su esposa Doña Teresa Carrillo que no tenían hijos, acordaron dejar todos sus bienes y haciendas a la Orden de San Jerónimo, para que, después de su muerte se fundase un monasterio en Benavente o en Redelga, localidad situada a tres leguas.

D. Francisco Enríquez que era vecino y regidor de la villa de Sahagún y por su apellido estaba emparentado con los Almirantes de Castilla y con los Condes de Benavente, murió en 1524, antes de ver hecho su deseo realidad. El monasterio no se edificó en Redelga y la dotación y bienes de su mujer Teresa pasaron al de Valdebusto, cerca de Viloria del Alcor, en el obispado de Palencia, en donde fue enterrado su marido y en donde ella vivió hasta su muerte.

Pero sus pretensiones fueron contestadas por el Conde de Benavente D. Alonso Pimentel, en calidad de albacea de la primera dotación hecha en vida de D. Francisco Enríquez. Veía que no se estaban cumpliendo las disposiciones testamentarias de éste.

Parece ser que el Conde puso un pleito a Doña Teresa y al monasterio de Valdebusto, pleito que ganó en la Chancillería de Valladolid en 1528. A raíz de este fallo y muerta ya Doña Teresa Carrillo comenzaron las negociaciones entre el Conde y los Jerónimos para traer la fundación y construir el convento en Benavente y no en Redelga.

Comenzó a edificarse extramuros de la villa en tierras donadas por el Conde, junto a la viña La Pedrera en el Camino Real que iba a San Cristobal de Entreviñas y en 1553 las obras estaban ya en plena ejecución. Según J.I. Martín Benito el monasterio tenía dos claustros y había dos torres en la fachada de la iglesia, que no se construyó hasta finales del sigo XVI. Para las obras en piedra se contrató a los maestros canteros Juan y García de la Vega de la merindad de Trasmiera y las de carpintería de las naves laterales y de la principal corrieron a cargo de Diego y Manuel Sánchez, vecinos de Villalpando.

Una vez concluido el monasterio benaventano, y ya sin las rentas de Valdebusto, comenzó una etapa de florecimiento, de forma tal que, a finales del siglo XVI, había en él un Colegio de Teología y Artes, creado por el Capítulo General de 30 de Abril de 1594.

Es de suponer que muchos estudiantes de la Orden acudieran a este monasterio, para adquirir, bajo la enseñanza de sabios maestros, cultura teológica, en un momento histórico de gran esplendor.

Al ser abandonado y destruido el convento, algunas de las imágenes y otros restos se distribuyeron por las distintas iglesias de la ciudad. Una de ellas, precisamente la de San Jerónimo, se puede ver en Santa María del Azogue. Es una imagen, del siglo XVII, en la que el santo aparece en genuflexión sobre una roca con una piedra en la mano derecha con la que se dispone a golpear su torso desnudo y herido. Le acompaña el león que, según la Leyenda Dorada, fue curado por él y que le acompaña siempre como si fuese un animal doméstico.

Según comenta E. Hidalgo Muñoz (Mas vale volando. Catálogo Exposición VI Centenario Condado de Benavente) este San Jerónimo puede situarse dentro de la escuela de Gregorio Fernández, por las características peculiares que se pueden ver en él, como los pliegues duros y angulosos del manto rojo que le cubre parcialmente el cuerpo. El pelo y la barba tratados en mechones. Y la anatomía, en la que se presta especial atención a la tensión muscular y a las venas hinchadas, así como a la osamenta del torso, muestra evidente de las penitencias de San Jerónimo. La cabeza se cae hacia atrás, los ojos miran hacia el cielo y la boca se abre, mostrando los dientes y la lengua, buscando el dolor con mayor intensidad”

En la actualidad los restos que se conservan del antiguo convento forman parte de la huerta y la casa propiedad de una familia de Benavente. Algunos de los cuales se pude ver en las fotografías: Parte de los muros de la cerca; arco de piedra de alguna puerta; grosor del muro de la iglesia, de tapial y adobe; algún capitel, etc.

Mostramos también dos dibujos, ya comentados por F.Regueras (Brigecio 18-19), cuyas copias han sido adquiridas recientemente por el CEB “Ledo del Pozo”. Proceden del Museo Británico de Londres y su autor Sir Robert Ker Porter, artista, escritor, viajero y diplomático escocés, que acompañó a Sir John Moore en 1808 durante su campaña por Portugal y España durante la Guerra de la Independencia. Además de escribir algún libro sobre el conflicto realizó muchos dibujos sobre la campaña y las localidades que visitó, entre ellas Benavente.

En uno de ellos se puede ver la llegada del general Moore a Benavente, el ejército se muestra bajando hacia el río y valle, en Castropepe. Después aparecen soldados, que ya han pasado el río, yendo hacia Benavente. Al lado del camino se distingue la ermita de San Lázaro y un poco más allá el monasterio o convento de San Jerónimo. Al fondo se divisa la ciudad, destacando a la izquierda el castillo y a su derecha el convento de santo Domingo y las torres de las iglesias de santa María y san Juan del Mercado.

En el otro dibujo se puede ver y admirar mucho más cómo era y cómo vio Ker Porter al convento de San Jerónimo, un gran edificio en la llanura con las dos torres destacadas de su iglesia. El camino con cruces que se observa delante es lo que hoy todavía se denomina Camino del Calvario.

(Efectivamente así era, pues se sabe que ya el 30 de septiembre de 1809 las tropas de Napoleón lo habían incendiado, y no permitieron a los vecinos apagar el fuego.