miércoles, 25 de abril de 2012

Artesano jubilado: José Cachón, de Benavente.



José en su casa de Camarzana, junto a algunos de sus cuadros.
Dos de los primeros dibujos pintados por José Cachón.
Uno de los dibujos más apreciados por su autor.



José con su mujer Conchita, junto a un cuadro pintado por ella.
Tocando uno de sus acordeones en su domicilio, en Benavente.
En una de sus últimas actuaciones con la Coral Benaventana.

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Amigos y conocidos le llaman Pepe Cachón; para su familia y allegados es y siempre será Pepe; y para exalumnos y muchos otros ciudadanos que viven en los pueblos de los Valles del Tera, Vidriales y Valverde, y que lo conocen, sigue siendo D. José, el maestro de Camarzana que, además, fue director del Colegio.
Nació en Santa Cristina de la Polvorosa hace 70 años. Sus padres eran agricultores, oficio que heredaron algunos de sus seis hermanos. Sobre uno de ellos, concretamente Miguel, hemos escrito también en las páginas de este semanario, pues una vez jubilado, se dedicó y se dedica a realizar con madera muchos y variados objetos en miniatura relacionados con su pueblo y su trabajo de agricultor. Algunos de ellos se expusieron en su día junto con los de otros artesanos jubilados en la exposición que, organizada por el Centro de Estudios Benaventanos “Ledo del Pozo”, se realizó en el Centro Cultural Soledad González en el año 2007.
José estudió en la escuela del pueblo desde los seis hasta los catorce. Recuerda a dos de sus maestros, Julián Furones y Leoncio Bécares. Después estuvo en el Seminario cinco años. Al salir convalidó los estudios, hizo cuarto de bachillerato y la reválida, e ingresó en la Escuela del Magisterio de Zamora. Ya maestro, trabajó de interino tres años, hasta que aprobó la oposición en Madrid en el año 1963. A partir de este momento vivió, como casi todos los docentes al comenzar su trabajo, entre viajes y traslados, hasta establecerse definitivamente en Camarzana de Tera: Un año estuvo en Cobos de Fuentidueña, un pueblo cerca de Cantalejo (Segovia); otro lo pasó en Bilbao; dos años en Cabezas de San Juan (Sevilla); y, ya en su provincia y más cerca del lugar de nacimiento, estuvo tres años en Litos y cuatro en Santa Croya de Tera, hasta que en 1974 le dieron plaza en Camarzana, en el Colegio Nacional Mixto “El Tera”. Aquí ha pasado los últimos 24 años de su vida docente, de ellos 9 como director, cargo que a personas como él que se lo toman con seriedad y responsabilidad les resulta agotador. Además le encargaron también de la Escuela Hogar que entonces existía.
Se jubiló a los 60 años, después de ejercer durante 40, y de acuerdo con la legislación vigente. Ahora vive en Benavente y para no estar inactivo sino ocupado y entretenido, como muchos otros jubilados, ha aprendido la técnica de la pintura y se practica en ello. Además, como aficionado a la música, toca el acordeón y forma parte de la coral benaventana. 
Su mujer Concha Fidalgo Losada, natural de Sirama de Tera es también maestra y ejerció en Santa Cristina de la Polvorosa y Brime de Urz. Conchita ha pintado y pinta mucho en su vida y convivencia diaria. Está ya jubilada y, lo mismo que él, ha aprendido a manejar, y por cierto que muy bien, los pinceles y los colores. Sus cuadros preferidos son los bodegones.
La vida de José transcurre entre Benavente, residencia actual, y los pueblos del Tera relacionados con él y con su mujer. Suele asistir a los acontecimientos o momentos  más importantes que se celebran en dichas localidades. De hecho, no se pierde, pues además es cofrade, las fiestas del Cristo de la Vera Cruz, en las que se canta, ofrece y subasta un ramo adornado con roscas y rosquillas. Y a pesar de haber hecho este recorrido innumerables veces, tanto de soltero, como de  casado, lo sigue haciendo siempre que se le presenta la ocasión, y a gusto y con satisfacción, pues no deja de ser Santa Cristina su lugar de nacimiento y en donde viven algunos de sus hermanos, Sitrama, el pueblo de Conchita, que también tiene allí parte de su familia, y Camarzana, en donde trabajó tantos años y tiene muchos amigos. Las carreteras, los caminos y el paso por los pueblos le permiten recordar momentos de su vida pasada y muchas vivencias de niño, de adolescente, de joven, y ahora ya de mayor y jubilado.  
En Benavente, como he dicho anteriormente, ha asistido y asiste a cursos de pintura y dibujo aprendiendo las diversas técnicas y practicándose en algunas de ellas:
“A mí, cuando estaba dando clases, siempre me gustó el dibujo, aunque no era esta la asignatura que impartía. Esto me ha servido ahora al intentar aprender cosas relacionadas, tanto con el dibujo, como con  la pintura: Carboncillo, lápiz blando y duro, pastel, y por supuesto el óleo y la acuarela”. 
Sirviéndose de pinceles de distintos tamaños, de lapiceros, y espátulas si es preciso, así como de los demás materiales necesarios, ha realizado ya varios cuadros sobre tela, papel o cartón u otros soportes. Y de temas variados pues tiene paisajes, pueblos, escenas familiares y tradicionales, e incluso algunos bodegones. Todos ellos muy apreciados por él como autor, pero también valorados por aquellas personas que los contemplan.
Su otra afición de jubilado, que también le ocupa un tiempo, es la música. Pero lo lleva bien y con agrado. Al preguntarle si alguno de sus antepasados era músico o pintaba me cuanta lo siguiente: “Resulta que mi padre era tamborilero redoblante en Santa Cristina. Tenía también un acordeón y era tanta su afición que se ponía a tocarlo muchas veces cuando daba de comer al ganado, y en otras ocasiones. Tal vez este recuerdo haya contribuido al origen de mi afición por la música”
            Efectivamente en su casa de Benavente tiene un piano y nada menos que dos acordeones. Coge una de ellas, se la coloca debidamente, y comienza a tocarla, haciéndonos  una demostración del dominio del instrumento.
Me dice que su padre no pudo enseñarle  a tocar el acordeón, pero sí lo ha hecho un compañero de profesión, muy aficionado a la música y amante del folclore y de las tradiciones locales, como lo es Faustino Galende, maestro también ya jubilado y que impartió clases durante varios años en el Colegio Público Las Eras de Benavente.
Pero todavía más. Pepe Cachón forma parte de la Coral Benaventana. Según me cuenta, esto se lo debe a Conchita, quien, estando un día con unas amigas que eran ya de la Coral, les dijo que su marido estaría encantado de pertenecer a la agrupación. Ellas se lo propusieron al director quien después de una pequeña prueba, le seleccionó para actuar dentro del grupo de tenores. Y ahí sigue, él se lo pasa bien y su mujer está encantada de haber hecho de intermediaria.
La Coral Benaventana lleva ya varios años actuando en la ciudad: conciertos en Navidad y por Santa Cecilia,  cantan en bodas, fiestas religiosas o no religiosas y en otros momentos de interés, en que se lo solicitan. También han viajado y cantado en otros lugares como Pontevedra, Aguilar de Campo, Pinto (Madrid), etc. Y han participado en varios encuentros de corales, teniendo éxito y gran aceptación por parte del público.
            Así, con sus pinturas y músicas, sin dejar de hacer viajes entre Benavente y Camarzana, (además de otros lugares), con parada incluida en Sitrama, pasa una parte de su tiempo de jubilado Pepe, como le llaman familiares y amigos, pero que para todos los demás que lo conocen, y con quienes tuvo alguna relación cuando ejercía, es y será siempre D. José, al maestro de Camarzana.